martes, 17 de enero de 2017

Tratamiento del hiperparatiroidismo ( 3 de bgu) Realizar un resumen dse las MEDIDAS DE PREVENCIIÓN del hiperparatiroidismo del

Actualización en el tratamiento del hiperparatiroidismo

Hiperparatiroidismo
Se define como la hiperfunción de las glándulas paratiroides. El HPT se clasifica en:
Primario: Caracterizado por niveles elevados de PTH que coexisten con valores altos de calcio sérico, debido a una inapropiada secreción de PTH por parte de la glándula paratiroides. Desde el punto de vista histopatológico, es causado por un adenoma benigno (75-80%), por hiperplasia difusa resultado de uno de los 2 tipos de neoplasias endocrinas múltiples (NEM) (15-20%) o por un carcinoma (0,5-1%).
Secundario: Caracterizado por elevaciones de PTH en respuesta a las variaciones de sus reguladores como son el calcio, el fósforo y el calcitriol. Desde el punto de vista histopatológico comienza con una hiperplasia difusa en respuesta a factores externos, en esta fase es totalmente reversible si se corrige la alteración de sus reguladores; sin embargo, cuando persisten en forma prolongada ocurre la mutación genética sobre oncogenes o genes supresores y aparece la nodularidad con proliferación celular agresiva y autonomía funcional. Se cree que el R-SCa junto al receptor para la vitamina D (R-Vit.D), regulan la proliferación, diferenciación y apoptosis en las células paratiroideas tanto en situaciones normales como patológicas; sin embargo, no está clara su participación en las mutaciones responsables de la aparición de la nodularidad de la glándula3,9.
Terciario: Es el HPT secundario de muy larga data que da origen a mutaciones genéticas con la aparición de autonomía, nodularidad e irreversibilidad. Se presenta en aquellos pacientes que tienen varios años en diálisis e incluso luego de un transplante renal exitoso.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas son dependientes de:
- Hipercalcemia (polidipsia, poliuria, náuseas, vómitos, alteraciones neuromusculares, neuropsiquiátricas, gastrointestinales y cardiacas).
- Manifestaciones renales (nefrolitiasis en 10- 25 % de los pacientes y nefrocalcinosis)10.
- Alteraciones esqueléticas (osteitis fibrosa quística, osteoporosis)11.
- Otras: Hipertensión arterial en 50% de los pacientes debido a las alteraciones en el metabolismo del calcio y del efecto vasoconstrictor de la PTH, anemia, úlcera péptica, pancreatitis y otros12. El seguimiento de largas cohortes ha mostrado aumento de la mortalidad cardiovascular en pacientes con hipercalcemia crónica debido a HPT severo, especialmente cuando se encuentra asociado a hipertensión arterial, hiperuricemia e intolerancia a los carbohidratos. Algunos estudios han encontrado elevaciones de citoquinas inflamatorias como la IL-6 en casos de HPT y se ha propuesto a ésta como la posible conexión entre el HPT y las complicaciones cardiovasculares13. Asímismo, se ha encontrado incremento de malignidad en 40% de los pacientes con formas severas de HPT según resultados de un estudio sueco14.
Manejo del hiperparatiroidismo primario
El manejo del HPT primario ha evolucionado paralelamente a los cambios en la presentación de la enfermedad. En el pasado era un diagnóstico muy raro asociado con serias complicaciones que tenían como única opción terapéutica la paratiroidectomía. A partir de 1970, con la determinación rutinaria de calcio sérico, la incidencia se incrementó hasta alcanzar cifras de 1/500 a 1/1000 personas, con manifestaciones muy discretas de la enfermedad que incluyeron opciones de manejo médico. La recomendación del Instituto Nacional de Salud Norteamericano (INS) en su mesa de trabajo sobre HPT primario asintomático, actualizada en el 200215, concluyó que la cirugía debe ser considerada siempre una opción apropiada, pero muchos pacientes con HPT primario asintomático pueden ser adecuadamente monitorizados sin necesidad de realizar cirugía.
Las indicaciones actuales para cirugía son: presencia de manifestaciones clínicas, litiasis o nefrocalcinosis, fracturas o hallazgos de osteitis fibrosa, enfermedad neuromuscular clásica, hipercalcemia sintomática, calcio sérico > de 1 mg/dL por encima de lo normal, calcio urinario > de 400 mg/24horas, depuración de creatinina < de 70%, densidad mineral ósea con T score £ 2,5 en cualquier sitio, edad < de 50 años y condiciones que impidan un adecuado seguimiento15.
La evaluación pre-operatoria actual de un paciente con diagnóstico de HPT primario debe incluir:
- Ecograma de cuello: que con frecuencia detecta enfermedad paratiroidea y orienta sobre el estado de la tiroides y nos permite detectar enfermedad nodular de la misma para evitar confusiones cuando coexiste con enfermedad paratifoidea.
- Gammagrama con 99mTc sestamibi: con adquisición de imágenes a los 10 min. y 2 horas, que nos da información acerca de captación única en un 80-90% de los casos; casos de captación múltiple en un 50%, donde la sensibilidad es pobre; o una captación ectópica de las paratiroides, en cuyo caso es de gran utilidad porque evita exploraciones innecesarias del cuello y la cirugía va dirigida al sitio de la captación ectópica16.
La gammagrafía con sestamibi es de elección especialmente en pacientes que van a ser reintervenidos por recidivas de HPT.
En relación al abordaje quirúrgico, tradicionalmente ha involucrado una gran incisión en cuello para explorar ambos lados con anestesia general, la cual produce un alto porcentaje de éxito (90-97%). En lo que respecta a las complicaciones, dependerán en gran medida de la experiencia del cirujano, pudiendo ocurrir parálisis de las cuerdas vocales (1%), hipoparatiroidismo permanente (4%) e hiperparatiroidismo persistente o recidivante (3%)16.
Con el advenimiento del gammagrama con 99mTc sestamibi, que puede localizar 80-90% de los adenomas únicos, se ha despertado el interés en realizar una exploración unilateral del cuello con una técnica denominada paratiroidectomía mínimamente invasiva radioguiada con 99mTc sestamibi, que reduce el tiempo quirúrgico y de recuperación, así como las complicaciones post operatorias y los costos, incluso puede detectar adenomas ectópicos y de esta manera evitar exploraciones innecesarias del cuello. Con ésta técnica, se deben administrar aproximadamente 3 horas antes de la intervención quirúrgica, 20mCi de sestamibi endovenoso obteniendo imágenes a los 10 min y 2 horas. Posteriormente se mide con una sonda de telurato de cadmio la radioactividad en cada cuadrante cada 10 segundos, lo que nos permite confirmar la glándula afectada porque generalmente posee un 30-50% más radioactividad que las glándulas restantes y generalmente coincide con la captación del gammagrama pre-operatorio. Inmediatamente después de extraer la glándula afectada, se realiza en la misma un contaje y se corrobora el conteo en la zona intervenida, para así obtener un alto grado de seguridad de éxito. Se debe explorar la glándula homolateral, pues una segunda glándula agrandada obliga a realizar una exploración bilateral.
Los inconvenientes de la cirugía mínimamente invasiva son los siguientes: 1.-Requiere tecnología adicional (sonda); 2.-Tiene una mayor tasa de persistencia (3,6-7,9%)17; 3.-Requiere reconvertir a cirugía tradicional en caso de: carcinoma, la no identificación de glándula patológica, identificación de una segunda glándula patológica y falta de descenso significativo de la PTH intraoperatoria.
Las contraindicaciones de la cirugía mínimamente invasiva son: 1.-Gammagrama con 99mTc sestamibi negativo; 2.-Reintervención por persistencia de HPT; 3.-Patología tiroidea concomitante y 4.-Enfermedad poliglandular sospechada (captación múltiple) o conocida (NEM o HPT renal) ya que pueden haber adenomas dobles (5%), hiperplasia de las 4 glándulas (9%) o glándulas ectópicas (15-20%)18. Hay divergencia en relación a la utilidad de la determinación de PTH intra-operatoria (basal y 30-60 min. post-extirpación). Quienes la recomiendan consideran que una disminución del 75% de los valores entre la primera y la última determinación es muy útil en la demostración del éxito quirúrgico. Los que no justifican su uso, se basan en casos en los que ha habido una disminución significativa en el post-operatorio pero que en el seguimiento, a los pocos meses, se observan elevaciones patológicas que han ameritado reintervenciones.
El cuidado post-operatorio amerita vigilar el nivel de calcio durante las siguientes 48 horas, por la posibilidad de hipocalcemia; hay quienes recomiendan en los casos ambulatorios administrar calcio y calcitriol en forma rutinaria; sin embargo, otros lo desaconsejan por el riesgo de hipercalcemia y porque alarga el período de recuperación del tejido remanente.
La indicación para manejo médico del HPT primario se reserva para el paciente asintomático que no tiene criterio quirúrgico según las pautas del INS. Los fundamentos para este manejo son los siguientes: la falta de progresión de la enfermedad en la mayoría de los casos, el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular y malignidad se limita a casos de HPT severo, la falta de evidencia que la paratiroidectomía elimina el incremento de la mortalidad por causa cardiovascular o malignidad y la existencia de técnicas de monitoreo sencillas.
En caso de manejo médico se recomienda:
- Evaluación cada 6–12 meses de tensión arterial, calcio sérico y urinario, creatinina, y densidad mineral ósea.
- Mantenerse hidratado.
- Evitar inmovilización prolongada.
- Restringir el calcio de la dieta a menos de 800 mg/diario, aunque un estudio a corto plazo en pacientes con 1,25(OH)2D elevado, encontró que una dieta alta en calcio disminuyó 1,25(OH)2D y la PTH a expensas de un incremento de calcio sérico y urinario19.
Se han descrito otras alternativas terapéuticas como las hormonas sexuales, el raloxifeno y los bifosfonatos. En relación a las hormonas sexuales, se ha observado en mujeres post-menopáusicas que el reemplazo con estrógenos y progestágenos puede reducir el calcio y fósforo sérico, calcio urinario e hidroxiprolina y la resorción ósea19. El Raloxifeno puede disminuir el calcio sérico y el recambio óseo20. Los Bifosfonatos, utilizados por vía endovenosa, disminuyen la hipercalcemia en forma aguda, y por vía oral, el alendronato ha mostrado incrementar la densidad ósea con pocos cambios en el nivel de calcio21,22. Los calciomiméticos (Cinacalcet), representan una nueva clase de agentes terapéuticos que aumentan la sensibilidad del R-SCa al calcio extracelular y esto conlleva a una disminución de la PTH y del calcio sérico; aunque solo ha sido avalado para el tratamiento del HPT secundario, también ha mostrado efecto en HPT primario23. Algunos grupos han propuesto utilizar en casos seleccionados calciomiméticos como una prueba que predice respuesta a la cirugía, ya que pequeños estudios prospectivos han mostrado que un 25% de los pacientes que no reunían criterios para cirugía según el INS al cabo de 5-10 años clasifican para ella24.
Prevención y tratamiento del hiperparatiroidismo secundario por IRC
La complejidad e irreversibilidad en la evolución del HPT secundario obliga a tomar medidas preventivas precoces, comenzando por cambiar el concepto de que el HPT secundario es parte de la evolución de la IRC y esto amerita un manejo precoz de las alteraciones del metabolismo fosfo-cálcico para evitar la proliferación y modificación de las células paratiroideas.
Los pilares fundamentales de la prevención y tratamiento del HPT secundario se basan en 3 puntos principales: control de la hiperfosfatemia, normalización de los niveles de calcio y normalización de los niveles de vitamina D. El manejo de cada una de estas alteraciones dependerá de la severidad del daño renal.
1.- Control de la hiperfosfatemia
Objetivo: Mantener el fosfato sérico entre 2,5- 4,8mg/mL (0,8-1,5 mm/L).
Si la filtración glomerular es alrededor de 60 mL/ min, se puede manejar únicamente con dieta baja en fósforo, esta es difícil de lograr, ya que en una dieta mediterránea se deben restringir los lácteos, legumbres y proteínas. Hay evidencia de que este tipo de dieta retarda la aparición de HPT secundario24. En la medida que la filtración glomerular va cayendo y se acerca a 30 mL/min, la dieta suele ser insuficiente y se requiere la administración de secuestradores de fosfato, de los cuales existen varios tipos: los que contienen sales de calcio, los compuestos que contienen aluminio y las resinas secuestradoras de fosfato, la selección del tipo a utilizar dependerá de los niveles de calcio y la disminución de la filtración glomerular.
2.- Normalizar los niveles de calcio
Objetivo: Mantener el calcio entre 8,4-10,2 mg/ dL (2-2,5mmol/L).
En las fases iniciales de la IRC se puede lograr con el uso de secuestradores de fosfato que contienen sales de calcio, siempre que el producto fosfo-cálcico se mantenga normal (<55 mg2/dl2). En la medida que avanza la IRC los niveles de calcio se normalizan o incluso se elevan y en este momento las sales de calcio deben retirarse ya que aumentan el producto fosfo-cálcico y con ello las calcificaciones vasculares. A este respecto es importante considerar que en la medida que progresa la IRC se requieren niveles más altos de PTH en forma compensadora para lograr mantener normal el recambio óseo, debido a que existe disminución en la sensibilidad a la PTH. De manera que si los valores de PTH se llevan a lo normal con suplementos de calcio y vitamina D se puede originar una enfermedad ósea adinámica, y como consecuencia, las temidas calcificaciones extra-esqueléticas. Por tal motivo, los valores de PTH incrementan de forma inversa a la disminución del filtrado glomerular y cuando un paciente llega a requerir diálisis los valores no deben ser < de 250 pmol/L26.
En las fases avanzadas de la IRC terminal o cuando están en diálisis, los niveles de calcio suelen estar elevados y en este caso los calciomiméticos o los análogos de la vitamina D son de utilidad.
3.- Normalizar los niveles de vitamina D
Objetivo: Mantener niveles de 25 (OH)D > 30ng/mL (75 nmol/l).
Esta es la que se determina como medida del estado de la vitamina D en sangre, siempre que el producto fosfo-cálcico lo permita, ya que la administración de vitamina D no sólo aumenta la absorción intestinal de calcio sino también la de fósforo, lo que obliga a un monitoreo estricto del calcio y fósforo sérico. Tradicionalmente se ha utilizado el calcitriol. Hoy se dispone de nuevos análogos de la vitamina D como son el paricalcitol y el doxercalciferol, que producen adecuado control de la PTH sin grandes cambios en los niveles de calcio y fósforo sérico27,28; y también se ha asociado con una mayor sobrevida29. Sin embargo, no se dispone de grandes estudios comparativos directos con el calcitriol, tampoco se han evaluado los efectos de estos nuevos análogos de la vitamina D en lo que respecta a calcificaciones vasculares y respuesta esquelética.
Si a pesar de los tratamientos mencionados, los niveles de PTH continúan elevados, debe recurrirse a la paratiroidectomía30 después de la localización de la glándula con sestamibi. Existe discusión acerca de cual sería la extensión más adecuada de la cirugía, así como, si debe realizarse implante o no. Cualquiera de los casos puede terminar en HPT recidivante, situación en la que deben aplicarse las mismas medidas que al inicio de la IRC.

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